Concluida la elección, atender la economía es inaplazable. Los indicadores económicos ya graves desde antes de la crisis, por el modelo impuesto, empeoran, demandan medidas de emergencia. Urge atacar la pobreza, los datos publicados exhiben una realidad intolerable, no se explica la sumisión de la población en la miseria. La sociedad está fracturada. El presupuesto es deficitario en 300 mil millones, se recortaron recientemente 50 mil, pero atender la prioridad social requiere empezar por el gasto corriente y reorientar todo el presupuesto. Faltan recursos, es tiempo de hacer una auténtica reforma fiscal. En suma, hay que cambiar el modelo económico, no sólo porque ha empobrecido a una población creciente y concentrado la riqueza, sino porque es el principal escollo; no hacerlo es suicida. Ante la urgencia se multiplican las propuestas: instituciones internacionales, analistas, publicaciones y sectores sociales, conforme a sus tendencias, pero todos exigen acción a un gobierno paralizado. La ONU celebró una conferencia sobre la crisis económica mundial, abordó su impacto en los países en desarrollo, proponiendo ajustes al modelo, acentuando la intervención del Estado; subraya la necesidad de medidas decisivas e inmediatas. Stiglitz, premio Nobel, advierte: “Los problemas de los países en desarrollo empeoran”. La Cepal analizó la crisis desde la perspectiva latinoamericana, coincidiendo en que la situación ha ocasionado un “cambio de paradigma político”. La secretaria ejecutiva de la institución, doctora Bárcena, afirmó que México demanda un modelo que reduzca la desigualdad y la pobreza y sin gravar alimentos ni medicinas, un sistema fiscal más equitativo. Cualquier modelo es válido, aseguró, si cumple con dos objetivos irrenunciables: terminar con la desigualdad y la pobreza. Por otro lado, la revista The Economist, reconociendo las fallas económicas del gobierno de Calderón —a quien pondera— propone, con apoyo del PRI, más de lo mismo, profundizar las reformas energética, fiscal y en telecomunicaciones y reformar la “Constitución diseñada para el gobierno de un solo partido”. Las organizaciones patronales aportan propuestas. La Concamin afirma que la reducción de los costos asociados a la mano de obra generaría oportunidades para incrementar los sueldos y ampliar las contrataciones. Los costos a reducir serían el Seguro Social, Infonavit, impuestos, y concluye que “el modelo económico está agotado”. El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado descubre que México es el tercer país en restricciones al empleo e inhibe la contratación del trabajo eventual; propone cambios a la Ley Federal del Trabajo. La Coparmex reclama al gobierno su incapacidad, censura el elevado gasto corriente, propone una reforma fiscal que amplíe la base de contribuyentes e incorpore al fisco al sector informal. El secretario de Economía comparece ante senadores y diputados; rechazan su afirmación del buen funcionamiento de los programas del gobierno, los legisladores cuestionaron el modelo económico. Diversos comentaristas advierten sobre una estabilidad social amenazada. El Ejército de EU ha publicado que prepara al nuestro para la guerra irregular. Por fin, forzados por el desastre, se reconoce la necesidad del cambio de modelo. Los conservadores aprovecharon para profundizar el actual, cercenando derechos laborales y reforma fiscal sin impuestos; los organismos internacionales abren posibilidades reales. Reformar el modelo es la transformación integral del modelo neoliberal, los beneficiarios buscarán parcharlo o disfrazarlo. Tomemos únicamente el planteamiento de la doctora Bárcena de la Cepal: el cambio de modelo tiene dos objetivos irrenunciables, terminar con la pobreza y la desigualdad. mbartlett_diaz@hotmail.com Ex secretario de Estado |