Fuente: Correo Ilustrado La Jornada
Señora directora: por considerarlo importante, solicito la publicación de la siguiente carta dirigida a la señora Hillary Clinton, secretaria de Estado del gobierno de los Estados Unidos de América.
Señora Clinton: con todo respeto, le recordamos que el 25 de marzo del año pasado, con motivo de su visita a Monterrey, le envié una carta donde le expresamos nuestra postura sobre los orígenes de la inseguridad y la violencia en nuestro país.
Lamentablemente, en este periodo la situación ha empeorado, precisamente por la incapacidad del gobierno espurio, razón por la cual los argumentos planteados en nuestra misiva siguen teniendo vigencia. Sólo agregaría: que se respete nuestra soberanía y que el gobierno norteamericano no se aproveche de las circunstancias ni de la debilidad de Calderón. Cooperación sí, intervencionismo no.
No está de más recordarle lo que en su momento le expresamos: aunque sólo a los mexicanos nos corresponde enfrentar y resolver los asuntos internos de nuestra patria, consideramos pertinente –dado lo que usted representa– expresarle el sentir de millones de ciudadanos que luchamos cotidianamente por hacer realidad la justicia y la democracia en México.
Desde nuestra visión, el problema de la inseguridad y de la violencia en nuestro país se ha originado por la corrupción y la impunidad imperantes, y porque desde hace 26 años no ha habido crecimiento económico y millones de jóvenes han sido marginados de la educación y no han tenido oportunidades de trabajo.
Usted seguramente sabe que todo esto comenzó cuando un grupo de alrededor de 30 traficantes de influencias y políticos corruptos, utilizando como parapeto a la llamada política económica neoliberal, se apoderó del Estado mexicano, así como de una buena parte de los bienes de la nación y del presupuesto público. Y esta política de pillaje que ha enriquecido a una minoría de manera exagerada y obscena –como no ha sucedido en ninguna otra parte del mundo– ha condenado al pueblo de México al destierro y a la sobrevivencia.
Por eso creemos que es un error querer enfrentar el problema de la inseguridad y de la violencia sólo con mano dura, con militares, cárceles, leyes más severas y penas más largas. La solución al flagelo de la delincuencia pasa, necesariamente, por rescatar al Estado, cambiar el actual modelo económico y garantizar mejores condiciones de vida y de trabajo a la población. No debe olvidarse que la paz y la tranquilidad son fruto de la justicia.
Señora Clinton, en consecuencia –como en su momento se lo hicimos saber al presidente Barack Obama–, sostenemos que la solución al fenómeno migratorio y a la inseguridad no se encuentran en la construcción de muros ni en la militarización de la frontera, sino en el desarrollo económico y social de México.
Por eso es indispensable que la relación entre México y Estados Unidos se finque en la cooperación para el desarrollo y no en el uso de medidas coercitivas.
De igual modo, le manifestamos que aunque padecemos de un gobierno usurpador y fallido, cuya debilidad podría llevarlo a tomar acuerdos contrarios al interés nacional, existe también un movimiento ciudadano fuerte y la voluntad de muchos otros mexicanos, decididos a impedir cualquier actitud intervencionista y a defender nuestro derecho como nación libre y soberana.
Le saludamos de manera respetuosa y le deseamos una buena estancia en nuestro país.
Atentamente,
Andrés Manuel López Obrador, Presidente Legítimo de México