Gracias a Azahena del blog hemorroides de felipillo de jesus que nos envio este mensaje de Monica Perez Taylor.
Guerra sucia
A juicio del historiador John Womack, experto en temas mexicanos de la Universidad de Harvard, los conflictos sociales se dan por necesidad, no por voluntad. Luego entonces estos se evitarían si tales necesidades fueran o hubieran sido, en el caso de Oaxaca, resueltas.
Ulises Ruiz llegó al poder por medio de un fraude electoral validado por sus intocables instituciones. Varios municipios oaxaqueños se declararon en rebeldía e instauraron su propio gobierno popular. Desde el inicio de su mandato los oaxaqueños resistieron y se opusieron al déspota.
Y qué hizo Ruiz. Para empezar encarcelar a todo líder social que pudo ordenando detenciones arbitrarias, secuestros y tortura con el apoyo de todos los órganos del estado. El conflicto con el Magisterio y la represión violenta en junio agotó la paciencia de los maestros y a este movimiento se unieron los pueblos y comunidades de la sierra, la costa y el istmo, maestros y estudiantes universitarios, colonos, padres de familia, sindicatos, pequeños y medianos empresarios aglutinados en la APPO con las simpatías de la Iglesia Católica de Oaxaca.
Para afianzarse en el poder reprimió la movilidad social y la conciencia de demandas populares. Despojó de tierras a los ejidatarios, amenazó y luego atacó a balazos a los medios informativos que lo cuestionaban. Se dedicó a robar y a derrochar el dinero de los oaxaqueños en obras de remozamiento simulando que trabajaba cuando sólo ansiaba acumular más poder y dinero.
Y a ese cacique que no vale nada se le mantiene en el poder para allanarle a Felipe Calderón el camino hacia el primero de diciembre. Piensan que asesinar a unos cuantos oaxaqueños bien vale una silla presidencial, que alargar el conflicto hasta la fecha crucial es lo único que importa.
Se trata de aniquilar al movimiento social, que si bien la APPO es de origen priista y de corte gangsteril (leer a J. G. Quevedo, La estoica PFP) y sus excesos violentos e ilegales han sido evidentes, las demandas de los oaxaqueños no pierden legitimidad y son las mismas de 60 millones de mexicanos. Para la plutocracia es necesario mantener a Ruiz en el poder pues de destituirlo el pueblo mexicano estaría aprendiendo una lección de dignidad y un camino a seguir al instalarse un gobierno débil e ilegítimo como será el de Calderón.
La incursión de la PFP en Oaxaca fracasó y ni la política mediática consagrada a ignorar los hechos reales y, por consecuencia a mentir sobre ellos, lo puede ocultar. La comunidad nacional e internacional ya reaccionó con contundente repudio contra el gobierno de Fox.
Cinco mil efectivos de la PFP, sin una estrategia bien planeada, disparan gases lacrimógenos desde los helicópteros, arrojan desde las tanquetas chorros de agua con ácido a la población que se defiende con palos y piedras. Cortan la energía eléctrica. Escasean alimentos y agua potable, todo mientras los líderes se resguardan en la Universidad de Oaxaca, último bastión de la APPO.
Las campanas de todas las iglesias repican advirtiendo a la población del peligro. Hombres, mujeres, jóvenes y niños, inocentes o culpables engrosan las listas de muertos, heridos, desaparecidos y detenidos. La población no está segura ni en sus propios hogares pues éstos son allanados sin orden judicial. Además hay otros miles de militares vestidos de civil, más cientos de paramilitares y Ruiz ya advirtió que cuenta con un ejército de 20 mil priistas que pondrán orden a como dé lugar.
Abascal y Fox dejaron crecer el conflicto y cuando intervinieron lo empeoraron. Traicionaron y engañaron con su mesa de negociación a todos los mexicanos. Prometieron paz y orden con la presencia de la PFP pero llegaron a fortalecer al tirano. Iban a rescatar a la sociedad oaxaqueña, pero llegaron a arremeter contra ella y al opresor lo cuidan como filigrana de oro.
John Womack piensa que para que Calderón pueda obtener la legitimidad que no obtuvo en las urnas tendría que dar un golpe al interior del PAN y convertirlo en el partido de la soberanía nacional y de la reforma social (eje electoral de AMLO y que lo convirtió en un peligro para México) pero no cree que tenga la visión necesaria.
Por eso, hasta cierto punto le conviene que Fox y Abascal le dejen organizada la guerra sucia en Oaxaca como advertencia de que, durante su sexenio, se someterá por la fuerza cualquier movimiento que implique demandas populares. Sólo así podrá gobernar para la minoría plutocrática e instaurar un estado de derecha y no el estado de derecho.
Mónica Pérez Taylor
pereztaylorm@gmail.com