May 18 2009 |
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Por Ricardo Andrade Jardí
“Sí. También dije que en mi pueblo los corruptos denuncian a los corruptos y está bien
porque ellos sí saben de lo que están hablando”
Arístides Vargas
Si en México existiera, no digamos la vergüenza, sino la minina ética, el secretario de Gobernación habría presentado su renuncia, junto a la del procurador general, a los directivos de la AFI y toda la serie de directores y subalternos de esas y otras dependencias, luego de darse a conocer la mega fuga/rescate/espectacular que en cinco minutos permitió la salida de 54 “Zetas” del CERESO de Cieneguillas en Zacatecas. Pero los funcionarios prianistas carecen de ética, son producto de un desgobierno usurpador impuesto por las chatarras empresas y por los ex banqueros, presumiblemente, también ligados al narco y nada pueden hacer para combatir la delincuencia, pues son parte fundamental y activa de la misma.
La guerra contra el crimen organizado en México hoy es tan sólo un malísimo circo de discursos y demagogias en las que se gasta el poco presupuesto que la administración espuria no se roba para sí misma.
Los discursos moralistas de la prohibición son insostenibles ya ante los hechos. Pocas fugas tan espectaculares como la de Zacatecas. Bastaron cinco minutos, sin nada de violencia, para que ejecutores y secuestradores salieran sin problema de un reclusorio para sumarse nuevamente a la cotidianidad de la violencia que llegó como virus PANdémico para quedarse entre nosotros.
Corrupción e IMPUNIDAD son ya la única norma del sistema político mexicano. No hay institución pública confiable y las pocas ciudadanas dejan ya mucho qué desear. Basten de ejemplo el IFE y la Comisión de Derechos Humanos de Yucatán sin ninguna credibilidad ante la ciudadanía ni por los organismos civiles, en el Estado.
En fin, 54 “Zetas”, salen a lo grande de la cárcel al tiempo que deja de ser un supuesto el hecho de que el chupacabras de Salinas de Gortari sigue siendo el verdadero usurpador gobernante de la bananera república en la que nos hemos convertido.
“Los corruptos denuncian a los corruptos” y las cortinas de humo afloran para intentar borrar la realidad concreta: los usurpadores del poder son un peligro para México. Donde las balas no nos matan, nos matan las gripes, mientras los ejecutados nuestros de cada día, se convierten sólo en una cifra que oculta: la tortura, la desaparición forzada de personas, la persecución política, la censura, que la ilegitimidad requiere para sostener la corrupción y la IMPUNIDAD sistémica de políticos y empresarios mediocres y voraces que se alimentan de la mentira, del miedo y del odio, de una sociedad que, como los “sabios antiguos”, nos negamos a ver con nuestros propios ojos lo que nos muestra el telescopio de Galileo...
Vamos para atrás permanentemente y cuando queramos corregir el rumbo serán tantos los muertos a nuestras espaldas que seremos aplastados por ellos y moriremos asfixiados porque hemos sido incapaces de entender que lo que les hemos entregado a la pandilla de ladrones y asesinos que nos desgobierna es justamente el poder que a ellos alimenta.
Hemos renunciado individual y colectivamente a la dignidad, a la identidad y a la soberanía. Lo hemos perdido todo escudados en una falsa representatividad que jamás nos ha representado en realidad.