Periódico La Jornada
Jueves 29 de octubre de 2009, p. 29
Charco Cercado, SLP, 28 de octubre. En pueblos perdidos como Charco Cercado la pobreza, profundizada por la peor crisis económica mexicana en siete décadas, se respira en cada polvorienta calle de casas de adobe.
Muchos de los mil habitantes de este pueblo en San Luis Potosí, una mancha de caseríos en la desértica región, sobreviven cazando ratas de campo porque en las yermas tierras nada crece. Y tampoco hay dónde trabajar.
La escena de Charco Cercado se multiplica por poblados de México, donde sólo entre 2006 y 2008 más de 5 millones de personas cayeron en la pobreza extrema, o sea, tienen dificultades para comer todos los días. Las alzas globales en los precios de las materia primas, como el maíz y el frijol, azotaron a las clases más bajas durante esos años.
Ahora, funcionarios estiman que el coletazo de la recesión mexicana empujará al menos a otros 2 millones de personas a pasar hambre. Naciones Unidas coloca la cifra entre uno y 2 millones.
Enedina Carrera, de 43 años, ruega que sea verdad la promesa anunciada hace semanas por el presidente Felipe Calderón de aumentar los programas de asistencia a los pobres, que son la mitad de los 107 millones de mexicanos.
"Yo quisiera que viniera el presidente, o un gobernador a pasar unos días aquí, en una casa de éstas donde las víboras cascabel se nos meten por debajo de la puerta", dijo esta madre de cinco hijos, que aplica inyecciones y reparte medicamentos del gobierno en su casa.
Las truncadas esperanzas de progreso en Charco Cercado terminaron en una planta maquiladora vacía, impulsada por el gobierno estatal para emplear a la población, pero la crisis económica complicó ponerla en operación.
El pueblo, donde no hay hospital ni policías y el agua potable se reparte en carros tirados por burros, entra en la franja de México que considera en pobreza alimentaria a las personas que no logran consumir 2 mil 200 calorías diarias. Eso sin hablar de cubrir costos de educación, sanitarios o de vivienda.
México ha sido uno de los países más golpeados por la crisis originada en Estados Unidos debido a su alta dependencia de las exportaciones a ese país, así como por una caída de las remesas que mandan los migrantes, una de las principales fuentes de divisas junto con el petróleo.
La pobreza no es algo nuevo en México, más bien ha sido un mal que ha azotado al país por siglos.
¿Planes insuficientes?
"No he vendido nada hasta ahora, y entonces no he comido", expresó Nazaria López, una indígena de 69 años en su puesto de venta de pieles de cascabel –animal que abunda en Charco Cercado junto con zorros, coyotes, águilas y halcones– sobre la carretera.
La mujer ansía cumplir los 70 para acceder a un programa de asistencia gubernamental para ancianos que otorga el equivalente a 54 dólares mensuales. Mientras tanto, depende de su hijo campesino y de su nuera, beneficiaria del programa de ayuda Oportunidades.
Este programa, que atiende a 25 millones de pobres, ha sido elogiado porque condiciona la ayuda de 700 pesos (53 dólares) bimestrales a que las familias envíen sus hijos a la escuela y asistan a chequeos en clínicas. Otorga 200 pesos adicionales por cada niño en edad escolar.
Para Patricia Rodríguez, especialista del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, la solución no sólo está en estos planes, sino en cambios estructurales en la distribución del ingreso.
"Programas como Oportunidades pueden tener algún impacto a largo plazo, pero no resuelven los problemas del ingreso y de la estructura de la economía mexicana, que tendrá que crecer de ahora en más a niveles de 4 por ciento anual de manera sostenida para superar esta terrible situación", explicó.
La pobreza no sólo alcanza a la gente del campo. En los últimos meses en la capital mexicana el gobierno local comenzó a abrir comedores para alimentar a los más pobres.
De acuerdo con investigadores del gobierno, los mexicanos que viven en una ciudad deben ganar al menos 80 dólares al mes para comer suficiente, y aquellos que habitan en el campo necesitan 60 dólares. Unos 20 millones de mexicanos estaban debajo de esos niveles el año pasado.
Los opositores al gobierno del conservador Calderón, aseguran que México atraviesa una década perdida, haciendo referencia también a la falta de resultados de su antecesor Vicente Fox.
Aunque Calderón ha logrado victorias durante su mandato, con una reforma al sistema de pensiones y un plan fiscal, no pudo impulsar la inversión en el sector energético, romper con virtuales monopolios y mejorar el sistema educativo.
Eso ha dejado a México en los últimos años como una de las economías más estancadas de Latinoamérica, y el partido oficialista sintió las consecuencias con un revés en las elecciones legislativas de julio, cuando perdió su mayoría relativa en la Cámara de Diputados.