NOTAS DE INTERÉS
Me apegaré a la ciencia y a la ley, señala próximo titular de la Ssa (El universal)
Sobre las críticas de ultraderechista y conservador que le imputan, José Ángel Córdova Villalobos, próximo titular de la Secretaría de Salud (Ssa), afirmó que no lo conocen. A sus oponentes les dijo que sus convicciones no las cambiará, pero que "gobernará para todos, con el mismo derecho que tienen todos". El ex diputado federal panista pidió a los mexicanos que no lo conocen tener confianza en él y en su experiencia, que es de más de 30 años en el campo clínico. (…) Córdova incluso se proyectó en el futuro como "un secretario de Salud científico, con un interés en la educación y en resarcir los derechos de los trabajadores del área de salud, que se ven desbordados por la cantidad de trabajo y la falta de recursos". Entrevistado durante una visita que realizó al secretario saliente, Julio Frenk Mora, Córdova aseguró que su principal prioridad será garantizar que todos los mexicanos tengan derecho al acceso a
Diputados abandonaron al gobernador de Puebla (El universal)
Mientras el gobernador de Puebla, Mario Marín, intentaba leer su propuesta presupuestal a representantes de todos los partidos políticos y diputados de las comisiones de Hacienda y de Presupuesto, se dio el enfrentamiento entre el PAN y PRD en el pleno, por lo que se quedó solo, sentado en la sala de juntas. Los diputados salieron corriendo conforme sus asesores les avisaban de lo que sucedía en el pleno; incluso, el coordinador del PRI, Emilio Gamboa, no llegó a la reunión por
Al caso Bribiesca se puso fin: Germán Martínez (La jornada)
Las auditorías que realiza la Secretaría de
INFORMACIÓN GENERAL
En vísperas de concluir mandato, Fox se muda a un hotel de Polanco (El universal)
Ya en plena agonía de su gobierno, a unas horas de morir su sexenio, Vicente Fox decidió dejar finalmente Los Pinos, tomar lo poco que aún tenía en la residencia presidencial y mudarse, junto con su esposa, Marta Sahagún, a una suite del hotel Camino Real, en Polanco. (…) Fox cumplió con su penúltima gira de su sexenio, y el último a bordo del TP-01 Presidente Juárez, en el que realizó por lo menos 700 giras por México y el mundo durante su gobierno.
Garantizan asistencia de Fox a protesta (Reforma)
Si es el caso, el Presidente Vicente Fox acudirá a una sede alterna para participar de la ceremonia de cambio de Poderes, anunció este miércoles el vocero de Los Pinos, Rubén Aguilar. (…) Sin embargo, el vocero presidencial confió en que el acto protocolario se lleve a cabo en el Palacio Legislativo de San Lázaro. Por lo pronto, aseguró el funcionario, pese a que sigue tomada la tribuna la Cámara de Diputados, no está en juego la posibilidad de que Felipe Calderón asuma la Presidencia de la República. (…) Asimismo, Aguilar lamentó el zafarrancho que protagonizaron el martes diputados del PRI y del PRD.
Lamenta Presidencia toma de tribuna de San Lázaro (El universal)
La Presidencia de la República lamentó la toma de la tribuna de la Cámara de Diputados, por parte de legisladores del PAN y PRD, y los exhortó a arreglar sus problemas y permitir se realice una ceremonia republicana de la toma de protesta del presidente electo, Felipe Calderón. “En el caso particular de lo que ocurrió el día de ayer, la Presidencia lamenta los hechos. Toca sólo a los diputados, sólo a ellos, crear las condiciones para que los debates al interior de la Cámara tengan lugar y también para que pueda ocurrir el hecho y el acto republicano, que es la transmisión del poder, el 1 de diciembre”, dijo el portavoz presidencial, Rubén Aguilar, al ofrecer su última conferencia matutina, en la residencial oficial de Los Pinos. El vocero aclaró que no está a discusión ni en riesgo el reconocimiento de Felipe Calderón como próximo Presidente de la República.
Vicente Fox no deja nada positivo para las fuerzas armadas: Garfias (La jornada)
El gobierno de Vicente Fox dejó un balance "nada positivo" como comandante supremo de las fuerzas armadas, lo que aunado a la falta de conocimiento y de interés en la situación del Ejército y Armada constituyen un verdadero drama para este sector. Sostuvo lo anterior el general de división retirado Luis Garfias Magaña, quien hace un recuento de los seis años de Vicente Fox en los que no se registró ningún cambio significativo para soldados y marinos; en cambio, destaca la falta de interés del Ejecutivo federal en resolver problemas como la deserción de soldados (al menos 20 mil por año en el Ejército), indiferencia para conformar un Estado Mayor Conjunto, la falta de estímulos y capacitación de soldados y marinos, y algo que parece increíble: haber vetado una iniciativa de ley que elevaba la pensión "miserable" que reciben los integrantes de las fuerzas armadas en retiro. Por su parte, el especialista en temas de seguridad nacional, José Luis Piñeiro, destacó que el involucramiento cada vez mayor del Ejército en el combate al narcotráfico puso en evidencia el fracaso de la política gubernamental de que los soldados combatieran el tráfico ilícito de drogas de forma "temporal" en lo que se creaba una policía federal confiable e incorruptible, lo cual no se logró.
OPINIÓN
El universal
Disyuntiva mexicana
Eugenio Anguiano
Al acercarnos a un nuevo sexenio gubernamental, el decimotercero desde que se instauró el periodo sexenal, el ambiente es de incertidumbre sobre el futuro inmediato de México. A diferencia de transiciones sexenales pasadas, esta vez no se trata de temor a una devaluación o a una crisis de liquidez internacional del país, sino de la percepción de que sobre nuestras cabezas se cierne una grave crisis política, a la que acompaña creciente violencia cotidiana de orden social y criminal común.
Se antoja paradójico que, justo al inicio de una vida más democrática, caracterizada por la realización de dos elecciones presidenciales seguidas en las cuales prevaleció la participación libre de, por lo menos, la mitad de la población facultada para sufragar, surjan brotes de inestabilidad política y de inseguridad en la vía pública. Tal paradoja deja de serlo si analizamos con detenimiento los factores que hacen de nuestra democracia un fenómeno débil e incompleto, pero antes es preciso partir de un supuesto básico: la democracia real en modo alguno es incompatible con el crecimiento económico sustentable, o con la estabilidad y el progreso sociales.
En estos últimos días del gobierno de Vicente Fox, con frecuencia se dice que el triunfo de la oposición en el año 2000 fue un retroceso en cuanto a la gobernabilidad del país y una mera continuidad en la estrategia económica que las administraciones priístas habían puesto en práctica desde la era de Miguel de la Madrid en adelante. Más allá del fracaso de Fox como gobernante -no digamos como estadista- hay que recordar cómo se gestaron o se ahondaron los obstáculos al desarrollo del país en los últimos tres sexenios del PRI, los que el primer gobierno panista, a punto de concluir, no supo sortear.
Entre 1982 y 1988 sufrimos un virtual estancamiento de la economía nacional y un retroceso en los niveles de ingreso medio por persona; la inflación del periodo fue mayor a 100% en promedio, lo que empobreció a la clase media y hundió todavía más a los pobres, en tanto los sectores de altos ingresos estaban protegidos e incluso mejoraron su participación en el PIB nacional. La política de recuperación y el inicio de la reprivatización del sector financiero permitieron a individuos que habían acumulado fortunas adquirir algunos de los bancos comerciales nacionalizados anteriormente por López Portillo, los que luego venderían a extranjeros, y de empresas estatales, monopólicas o cuasimonopólicas, como Telmex.
Entre 1990 y 2000, cuando se recuperó la economía y se consolidaron las reformas estructurales que condujeron al adelgazamiento del Estado por la privatización de parte de sus activos y a la liberalización relativa de la balanza en cuenta corriente y la de capitales con el exterior, se produjo también una mayor polarización entre ricos y pobres, al tiempo que el crecimiento real de la economía alcanzaba promedios inferiores a los de la llamada "época de oro", de
En los primeros seis años del siglo XXI, el PIB mexicano habrá crecido apenas 2.5% por año. Desde luego por debajo de nuestras necesidades de desarrollo, pero además por debajo del crecimiento de varias economías avanzadas del mundo, con lo cual la brecha que nos separaba de ellas hace un cuarto de siglo se ha ampliado en vez de acortarse. La estabilidad financiera habida de mediados de
Pero en lo social se han acumulado deficiencias en los últimos años. Anualmente se generan solamente alrededor de la mitad de los empleos que demanda la población de nuevo ingreso al mercado laboral; la capilaridad social se obtiene sólo mediante la emigración a Estados Unidos, el narcotráfico y el crimen organizado o, por último, la economía informal. Esto explica el aumento de la violencia y de la inseguridad en las calles y la exigencia cada vez más intensa de los sectores marginados por mejores condiciones de vida. En estas condiciones, la democracia y la economía de mercado no funcionan bien. Por falta de espacio, dejaré para futuras colaboraciones el análisis de otros factores que provocan estancamiento económico y debilitamiento de nuestras instituciones.
El universal
La eterna burocracia
Alejandro Gertz Manero
Uno de los problemas más agudos que tuvo que enfrentar la administración saliente, y que habrá de sufrir igualmente la entrante, es el de las estructuras burocráticas y los intereses creados dentro de ellas, que prevalecen sobre los grandes niveles del poder en México, imponiendo sus reglas y sujetando a los líderes gubernamentales y políticos al igual que a la población que dicen servir, pero a la que generalmente estorban, ignoran o extorsionan.
El poder real de un presidente, un secretario o el director de alguna gran empresa gubernamental es muchísimo menor del que el común de los ciudadanos cree, ya que las decisiones y los servicios cotidianos para toda la población se hallan a una distancia inmensa del escritorio de cualquier titular, mientras "los servidores públicos" que están enquistados en la organización gubernamental, verdaderos maestros de la simulación, invariablemente le harán creer al nuevo jefe que sus órdenes se cumplirán y que sus intenciones se convertirán en realidades, lo que finalmente no habrá de ocurrir, como ya lo hemos visto hasta el cansancio.
Es muy importante destacar que un secretario o un director sí tienen la capacidad para otorgar o negar concesiones, o para establecer algunos criterios de importancia relevante para grandes empresas y consorcios relacionados con intereses nacionales o transnacionales del más alto nivel, pero en la operación cotidiana y en lo que concierne a los 105 millones de mexicanos, ahí las cosas son totalmente diferentes, ya que el ciudadano común casi nunca tiene acceso a los altos niveles, ni existen instrumentos legales que verdaderamente hagan mover a esas burocracias engreídas e impenetrables, que se burlan de la "transparencia" y de la "rendición de cuentas", que para ellos son letra muerta, ya que finalmente serán sus jefes los que tengan que afrontar los embates de las comisiones de Derechos Humanos o del IFAI, mientras el pulpo gubernamental continuará moviéndose a su antojo dentro de la mayor impunidad.
Ese tejido perverso de pequeños y medianos mandarines burocráticos ha construido, desde los años 30 del siglo pasado, una verdadera telaraña complicadísima, donde caen todos aquellos que tienen necesidad de sus servicios o de su autoridad; y para mantener esa fortaleza crearon el "estatuto jurídico" y el apartado B del artículo 123 constitucional, junto con sus organizaciones sindicales y todo un andamiaje de complicidades y encubrimientos que han sido fundamentales para blindar al monstruo.
Ese ogro burocrático sabe muy bien que en materia de corrupción debe hacer una serie de concesiones en cada cambio de administración para que se abran ciertos territorios de lucro en favor de los recién llegados que se presten para ello, lo que permitirá que en poco tiempo se empiecen a tapar los unos a los otros, llegando a un armisticio que les permitirá a todos llevarse su parte, quedando la comunidad mexicana en las mismas condiciones de indefensión que han prevalecido durante tantas décadas.
Es así como habremos de vivir una nueva etapa en que las esperanzas de un pueblo y la buena voluntad de muchos de los que lleguen tendrá que enfrentarse a esa realidad que forma parte de las esencias de la gran corrupción mexicana, que finalmente impone sus leyes atando las manos de cualquiera que pretenda servir a la comunidad de este país, que se halla a merced de este monstruo desmesurado que se devora cerca de 90% del presupuesto nacional y que es el verdadero amo y señor de todos los que aquí vivimos.
COLUMNISTAS
El universal
Itinerario Político
Ricardo Alemán
¡Es el circo!
En el fondo lo que está en disputa es el simbolismo de la tribuna de la Cámara de Diputados
En el camino
A nadie debiera sorprender que en una de mocracia viva, plural, en el Parlamento se caldearan los ánimos, se arrebatara la palabra, se disputara el uso de la tribuna parlamentaria para hacer escuchar tal o cual punto de vista. Pero lo que vimos ayer en la Cámara de Diputados nada tiene que ver con esa saludable disputa por hacer prevalecer las ideas. Lo que vimos ayer fue una vergonzosa disputa, ya no por el poder sino por el desprestigio de la política, de la democracia y las instituciones.
Diputados de PRD y PAN ya no pelean el poder -porque les guste o no a las partes, Felipe Calderón será el presidente constitucional en los primeros minutos del próximo viernes-, sino que los primeros se han propuesto impedir el mandato constitucional que obliga a Felipe Calderón a protestar ante el pleno del Congreso, mientras que los segundos están dispuestos a no permitir que se le impida a Calderón que cumpla con ese mandato constitucional.
Una disputa absurda, emparentada con un espectáculo circense, que niega la política, denigra a los políticos y que deja ver que los primeros, los diputados del PRD, están dispuestos al extremo de la violación constitucional con el único fin de saciar su sed de venganza -porque no digieren que los errores de su candidato presidencial y los abusos del Presidente al que tildaban de tonto, les arrebató una victoria que ya daban por descontada-, mientras que los segundos, los del PAN, resultaron atrapados por la provocación que los llevó a ofrecer el mismo espectáculo que cuestionaban.
En el fondo lo que está en disputa es el simbolismo de la tribuna de la Cámara de Diputados -que erigida en Congreso General el 1 de diciembre se convierte en la tribuna mas alta de la nación-, y que será el recinto para transmitir el poder. Cuando los diputados del PRD anunciaron que, por los medios que sea, impedirían que Felipe Calderón proteste frente al Congreso el 1 de diciembre, no buscan impedir que Calderón se convierta en el nuevo presidente de los mexicanos, no buscan revertir el resultado del 2 de julio y menos la calificación del Tribunal Electoral. No, pretenden vengar el supuesto agravio propinado por el gobierno saliente y le apuestan al fracaso del ceremonial en el que Calderón se convertirá en presidente constitucional.
Y si esa reacción infantil del PRD muestra el talante y la hechura de esos políticos profesionales que dicen representar a los ciudadanos, que se dicen democráticos y que parecen dispuestos a incumplir la Constitución que juraron respetar y hacer respetar -lo que de suyo habla no del tamaño del fracaso electoral del PRD, sino del fracaso de su discurso y práctica democrática-, no es menos infantil la respuesta de los diputados del PAN, que con las mismas herramientas que el PRD, la toma de tribuna, se empeñan en hacer valer no tanto que se cumpla la Constitución, sino su derecho al símbolo que significa la tribuna de la Cámara de Diputados y que su presidente cumpla el ritual de transmitir el poder. Tal para cual.
Está claro que cuando los diputados del PRD pretenden impedir que se cumpla con la letra del 87 constitucional -sea legítima o no su demanda-, incurren en una grave y flagrante violación al contrato social fundamental y proponen la violencia política como método de solución de los conflictos. Esa actitud, que resulta harto irresponsable, no puede ser respondida con otra irresponsabilidad igual y en sentido contrario, como la ejercida por el PAN.
El problema de fondo es que la legislación, la Constitución y sus leyes reglamentarias son incapaces de ofrecer soluciones a conflictos como el que vivimos, al circo en que los irresponsables diputados han convertido la llamada "casa del pueblo". El problema es que el Congreso, la inmunidad a los diputados y senadores, y el vacío legal para sancionar a los legisladores que incumplan la Constitución y que, como es el caso, decidan violarla como parte de la violencia política que han desatado contra las instituciones, convierten al Congreso en otro de los monopolios que dañan al país y a la democracia.
¿Quién es capaz de exigir cuentas a los diputados y senadores, no sólo por su trabajo, deficiente en las más de las veces, sino en su comportamiento irresponsable y contra
Apelar a la vergüenza, la sensatez y la responsabilidad de los diputados y senadores, sobre todo a los del PRD, sería una severa llamada de atención de los mandantes. Pero en la fracasada democracia mexicana, los mandantes no le importan a nadie, y menos a los farsantes del PRD.
Tomás Ruiz renunció ayer a
El universal
Pulso Político
Francisco Cárdenas Cruz
"Ensayo general", lo de ayer en San Lázaro
Trifulca PAN-PRD por apoderarse de la tribuna
En lo que fue un "ensayo general", previo a lo que ocurrirá pasado mañana en el recinto legislativo de San Lázaro, sede del Congreso de la Unión, los diputados del PAN y del PRD se enfrascaron en una violenta disputa por el control de la tribuna, en la que unos y otros se liaron a golpes y obligaron a que la sesión se suspendiera por varias horas y finalmente se citara a la que habrá el viernes en la que presuntamente el presidente electo Felipe Calderón rendirá protesta y asumirá el cargo constitucional.
Como ayer lo anticipamos en este mismo espacio, los diputados del PRD y del PT -no así los de Convergencia, que conforman también el Frente Amplio Progresista- intentaron apoderarse de la tribuna camaral, pero los del PAN se les anticiparon y evitaron, entre forcejeos, trompadas y patadas que lo hicieran, lo que originó uno de los mayores escándalos de muchos años registrados en el salón de sesiones de
Fue un espectáculo deplorable, pero esperado y anticipo de lo que seguramente ocurrirá cuando Calderón acuda el viernes a San Lázaro.
"Gente extraña" a la Cámara de Diputados, entre ellos decenas de elementos del Estado Mayor Presidencial, participaron en la trifulca en la que algunos legisladores perredistas y petistas, hombres y mujeres, recibieron golpes y puntapiés no sólo de panistas, sino de aquéllos, lo que motivó una inmediata y airada queja ante Zermeño Infante y Emilio Gamboa, el priísta que preside la Junta de Coordinación Política y que tras calificar de "bochornoso" lo que estaba ocurriendo, trató inútilmente de apaciguar la refriega.
Se sabía, y así lo anticipamos ayer aquí, que los diputados del PRD y del PT intentarían no solamente tomar la tribuna del recinto de San Lázaro, sino también instalar carpas a su alrededor para impedir que pasado mañana, Calderón y su antecesor, Vicente Fox, accedieran a ella. En cuanto inició la sesión, panistas e integrantes del EMP ocuparon la tribuna, lo que provocó que perredistas y petistas intentaran acceder a ella, entre jaloneos, insultos y golpes, lo que obligó a Zermeño Infante a declarar un receso que se prolongó varias horas, ante la imposibilidad de que aquélla se pudiera llevar a cabo. Los exhortos del panista a la cordura, a la "civilidad" y al "buen comportamiento", fueron ignorados, por lo que el receso se prolongó hasta el atardecer, luego de una reunión de los coordinadores de todos los grupos parlamentarios.
Lo de ayer fue, a querer o no, un "ensayo general" de lo que veremos pasado mañana.
De esto y de aquello...
A cuentagotas, el presidente electo Felipe Calderón sigue dando a conocer quienes serán sus colaboradores y ayer a temprana hora mencionó a los que integrarán su gabinete político en las secretarías de Gobernación, Relaciones Exteriores y Función Pública, así como al Jefe de la Oficina de la Presidencia de
La jornada
Astillero
Julio Hernández López
Crisis extendida
San Lázaro en guerra
Mano dura con Frac
El matador Mouriño
Senadores panistas encabezados por Santiago Creel en conferencia de prensa después de que su fracción de diputados tomó la tribuna de la Cámara de Diputados ayer Foto: Carlos Ramos Mamahua La crisis nacional derivada del fraude electoral llegó ayer a San Lázaro, con panistas y perredistas convertidos en guerreros en lucha por la tribuna de
Madruguete panista increíblemente torpe, pues coloca a los blanquiazules en una condición de rijosidad que usualmente consideran impropia de su estilo almidonado, incentiva a los lopezobradoristas sin cargo y con él a fortalecer su resistencia y a pelear con más fuerza no el primero de diciembre sino desde ahora y, finalmente, es prácticamente inservible, pues la escena de un Calderón recibiendo la banda presidencial en medio de una riña legislativa de dimensiones impredecibles no haría sino evidenciar que el michoacano de los lentes no es el hombre que unirá a los mexicanos durante seis años.
Estallido de la caldera legislativa a unas horas de que el esposo de
Tempestades en San Lázaro mientras la caldera hirviente emite un borbotón jalisciense llamado
El anuncio, sin atenuantes, de mano dura que implica el nombramiento del licenciado Ramacú en Gobernación, de alguna manera opacó (otra especialidad de O-Francisco) las críticas que algún despistado quisiese hacer al paso a la inmortalidad gallega que el joven matador Juan Camilo Mouriño ha tenido al ser nombrado en la planilla de alternantes que comenzará a tejer faenas en
Victorias pírricas en el ajedrez sin rey que juega Calderón contra sí mismo: no pudo nombrar a Javier Lozano en Comunicaciones y Transportes pero le dio la Secretaría del Trabajo en espera de un segundo aire; ahora no pudo colocar a Arturo Sarukhán como titular de Relaciones Exteriores pero lo nombró y colocó en la antesala en espera de que más delante pueda remover a una Patricia Espinosa así tempranamente lastimada, y tampoco pudo el presidente electo darle mejor cargo a su corifeo Germán Martínez más que una desfondada secretaría especializada en buscar infructuosamente peces gordos de la corrupción.
Una especie de gabinete político de guerra de juguete, con un granadero tapatío en Gobernación, un fidelísimo inexperto en la oficina de la Presidencia, una diplomática de transición en Relaciones Exteriores y la edición amiga de Valores Juveniles en
Astillas
De lujo, la delegación de Estados Unidos a la toma de posesión de F.C. A la cabeza, papá Bush (quien podría realizar alguna sesión de trabajo con su comisionado Luis Téllez) y, luego, tres personajes con apellido hispano (¡oh, qué detallazo!): el procurador Alberto Gonzales, formalmente acusado por violaciones al derecho internacional en tribunales alemanes y teórico de la tortura legal y la anulación del habeas corpus; el secretario de comercio, Carlos M. Gutiérrez, cubano emigrado a EU y gran ejecutivo de
Reforma
Miguel Ángel Granados Chapa
Frustrante Fox
Quizá el mayor daño que el presidente Fox causó a la República, en los seis años de su gestión que termina mañana, fue disminuir la credibilidad de la democracia, en que los ciudadanos se habían afanado y de la que parecía un adalid que frustró a no pocos de sus seguidores
Lo asombroso (pero comprensible, dada la intensidad de su onerosa propaganda) es que el presidente Fox concluya su mandato con altos niveles de popularidad, si por cualquier lado que se examine su gobierno la conclusión es que, amén de decepcionar a muchos de sus votantes, lesionó profundamente la credibilidad de la democracia, echando atrás la historia.
Aunque lo sabríamos sólo tiempo después, Fox llegó a la Presidencia no sólo como resultado del esfuerzo tesonero de un partido, ni gracias a su carisma y a causa del hartazgo de la sociedad sino también mediante un financiamiento paralelo contrario a
La integración de su gobierno, paso previo a su asunción, permitió saber de antemano el curso de su administración. Dijo haber confiado la selección a head hunters, como si el gobierno de un país equivaliera a la gerencia de una empresa. Y así le fue. Nunca ha habido tal movilidad en un equipo gubernamental como en el encabezado por Fox: no se admitió nunca que nadie fuera despedido por incompetencia (pues a la antigua usanza no se explicaron las causas de las remociones y de las renuncias). Pero lo cierto es que sólo cinco de los 18 miembros del gabinete original figuran en el gabinete (que mañana concluye sus funciones) en la misma posición donde comenzaron. Su invento personal, las coordinaciones de sector, fracasaron pronto o tarde: se frustró su intento de que hubiera un coordinador del área de "orden y respeto", encargo que había hecho a Adolfo Aguilar Zinser, que sólo se mantuvo como consejero de Seguridad Nacional, posición a
Fox no supo ser jefe de su equipo. Más de uno se retiró en busca de su propio porvenir, sin importar la causa común. Fueron notorias las contradicciones, diferencias y aun reyertas entre secretarios de Estado. O por lo menos la desinformación: El secretario del Medio Ambiente José Luis Luege, por citar sólo un caso reciente, se enteró por la prensa del alza al precio de
Si no desempeñó a derechas el Poder Ejecutivo, la relación de Fox con los otros poderes explica la pobreza de sus resultados. Admitió en su discurso inaugural, porque así lo previene la Constitución, que él propondría y el Congreso dispondría. No fue capaz de hacerlo coincidir con sus propósitos en los temas cruciales, entre otras razones porque no se atrevió a plantearlos: la reforma laboral, conocida como ley Abascal, no llegó a San Lázaro desde Los Pinos sino que se simuló que la presentaban diputados. Practicó la paternidad irresponsable respecto de iniciativas que formalmente surgieron de su oficina: las abandonaba sin cuidados. Y hasta se alegraba de sus propios fracasos: cuando el Senado reformó la Constitución en materia indígena, en sentido contrario de la propuesta presidencial (que de avanzar le hubiera provisto una sólida plataforma política), alabó el resultado, no se sabe todavía si por ignorancia o porque practicaba un doble lenguaje.
(En ese y en otros casos, cada vez más según avanzó el sexenio, frente a decisiones de Fox se generaba un dilema: no saber si atribuirlas a su desaprensión, a su incapacidad para el desempeño gubernamental, o a una malicia de que no había dado muestra en el largo lapso de su vida en que se mantuvo lejos de la política).
Incapaz de admitir que el Congreso dispusiera frente a sus propuestas, Fox multiplicó los vetos y las controversias constitucionales para sacar avante sus puntos de vista (o de los intereses que gestionaba). Y ocupó el tiempo de difusión presidencial no en explicar por qué aumentó de súbito en un peso el litro de la leche popular, sino en defenderse de, y ofender a, los legisladores las dos veces que rehusaron autorizar prescindibles viajes al exterior.
Y respecto del Poder Judicial, le infirió un daño profundo al implicar al presidente de
Cajón de Sastre
Fue un mal día para que Mario Marín, el góber precioso, viniera de Puebla a la Cámara de Diputados, supongo que al arreglo de asuntos financieros. Sea lo que haya sido, terminó comiendo en la Hacienda de San Lázaro, un muy buen restaurante muy próximo al palacio legislativo. Lo acompañaron al menos dos diputados, su antiguo colaborador Charbel Jorge Estefan Chidiac, que ahora preside la Comisión de Hacienda, y José Rosas Aispuro Torres. Comieron en un privado en la planta alta del restaurante. En algún momento pareció que la reunión (de la que hacía sospechar a la entrada del local el breve ejército de guardianes, completado por quienes ocupaban mesas en la planta baja) había concluido. Los diputados ya se iban, vacilaron, volvieron y terminaron yéndose, acaso para participar en la plenaria de su fracción, citada hacia las seis de
Reforma
Jorge G. Castañeda
No se pudo y ¡aguas!
A propósito del gabinete, recuerdo una conversación que tuve con Calderón en otoño del año pasado en un salón del Four Seasons en el Distrito Federal. Gracias a la gestión de Paco Medina, amigo común, me reuní con Calderón con un propósito específico: pedirle que en sus deslindes frente a Fox sobre el tema del gobierno de coalición se abstuviera, si lo consideraba posible, de mencionar mi inclusión en el gabinete de Fox (y también
Pasó el tiempo, Calderón obtuvo la candidatura, ganó el 2 de julio y venció en la batalla postelectoral. En algún momento, ante la insistencia de Calderón de construir un gobierno de coalición y la pregunta de un medio, me permití repetir lo que había dicho: no creía factible un gobierno de coalición por razones conceptuales -las que expuse- y por razones políticas. En efecto, el propio Calderón nos comentó a varios amigos, después de las elecciones, algo que después todo el mundo supo pero que en ese momento sólo él con su conocimiento detallado del resultado electoral concluyó: el PAN había arrasado en las elecciones legislativas en el norte del país, en los estados gobernados por priistas modernos, susceptibles de apoyarlo entrando a un gobierno de coalición con un proyecto común. Eso significaba que esos gobernadores que podían asociarse a Calderón carecían de los votos "bajo el brazo" que el ya Presidente electo consideraba el fruto más deseable de un gobierno de coalición. Y en cambio, los gobernadores priistas de estados donde el PRI tuvo un buen resultado, no se veían proclives a la alianza con el PAN. Incluso un colaborador cercano de Calderón me reclamó que por qué estaba yo diciendo que no habría gobierno de coalición cuando él insistía en ello. Hoy sabemos que no hubo gobierno de coalición.
Con independencia de la opinión que cada quien pueda formarse sobre los méritos y deméritos del gabinete, no creo que el hecho de que sea monocolor y del equipo más cercano signifique un fracaso, ni mucho menos. El no poder poner en práctica una mala idea no es malo; es bueno. Tampoco creo que sean claramente superiores las ventajas de un gobierno de coalición a las de un gobierno monocolor: éste puede ser más compacto y disciplinado que el otro. Pero quedan dos preguntas importantes en el tintero; ojalá el Presidente, ya no electo sino en funciones, pueda responderlas.
La primera es por supuesto, ¿por qué no se pudo? ¿A quién se le invitó a participar realmente y a quién no? ¿Sí se le insinuó a Lázaro Cárdenas y a Amalia García desde el verano la posibilidad de ingresar al gabinete, o no? ¿Se le propuso una Secretaría de Estado a Beatriz Paredes, o no? ¿Se buscó incorporar a gobernadores o ex gobernadores del ala modernizante del PRI, o no? Si no, ¿por qué no? Y si sí, ¿por qué dijeron que no? ¿Qué tan larga es la lista de invitados del PRI, PAN del PRD e independientes que efectivamente fueron llamados y que declinaron la oferta? Todas estas preguntas pueden parecer excesivas o francamente indiscretas. Al final del día, dirán algunos, qué le importa a la sociedad -o a los comentócratas como yo- pues es asunto del Presidente y equipo. Tal vez, pero eso nos lleva a la segunda que es más complicada y abstracta.
La sabiduría convencional sostiene hoy que Fox echó a perder su sexenio por no poder logar acuerdos con el PRD y sobre todo con el PRI; porque no incorporó a ninguno de estos dos partidos a su gobierno (con excepción de algunos técnicos y cuadros en el gabinete legal); porque no hizo la tarea para sacar las reformas y porque no supo resistir la tentación de darle arañazo tras arañazo al ex partidazo. Pero dice también que todo eso va a cambiar porque se ha aprendido de las lecciones y los errores; porque cada Presidente tiene su peculiar combinación de talento y desinterés y porque Calderón posee una vocación más política que
Sin embargo, si la tesis de fondo es falsa, seguirá siendo falsa. La imposibilidad de construir un gobierno de coalición será la primera de muchas imposibilidades. Y lo será por las mismas razones que le impidieron a Fox ponerse de acuerdo con el PRI. Y una más, con la que no tuvo que lidiar Fox y que es quizás la madre de todas las razones: si el PRI ya le perdió el miedo al Peje, no habrá fuerza, argumento o mordida que lo convenza de hacerle el más mínimo regalo a Calderón, ni siquiera el día de Reyes. Y si el PRI cree que hoy es el principal beneficiario de un hipotético fracaso de Calderón y no el Peje, que Dios nos coja confesados.