lunes, diciembre 25, 2006

Derrota de la cultura

Judith Amador Tello

La noche del viernes 22, la propuesta de la Comi-sión de Cultura de la Cámara de Diputados para aumentar jugosamente el presupuesto para 2007 se vino abajo: el incremento no rebasó el presupuesto de 2006 (173 millones de pesos menos). Miembros de la comunidad cultural, entre ellos el escenógrafo Gabriel Pascal, denunciaron como culpables de este atentado a las cúpulas de los partidos políticos (salvo la del PRD). El presidente de la Comisión de Cultura, Emilio Ulloa, dijo a este semanario que su partido, el PRD, votaría en contra, ya que el sector “era el más golpeado en todo el presupuesto”. En la nota que se ofrece a continuación, redactada la noche del jueves 21, ya se avizoraba un panorama similar, pero no tan negro.

En el estira y afloja por el presupuesto de egresos de la federación, la cultura sufrió la incomprensión y el pragmatismo de los políticos que, con el argumento de que “los libros no dan de comer”, le negaron el sustancial incremento que propuso al inicio de esta semana la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados.

Dicha comisión quería aumentar más de 4 mil millones de pesos a los 5 mil 600 millones determinados por el Ejecutivo, cifra esta última que reducía los dineros para cultura en relación con 2006 y que provocó el malestar generalizado en el medio.

En forma casi festiva, el diario La Jornada informó el martes 19 de diciembre que “de forma inédita” dicha comisión había aprobado “la asignación más cuantiosa para la cultura en el país”: llegaría a 10 mil 936 millones de pesos. Y añadió: “Si se logra el aval del pleno de la cámara, sería algo inusitado en México”.

Lo nada insólito es que en la discusión en el pleno el tema cultural volviera a perder frente a áreas como el campo, el sector energético y la seguridad; no obstante, el dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda, al responder si los gobernantes y diputados son indiferentes a los problemas del recorte presupuestal a la cultura, había advertido:

“Son indiferentes a las repercusiones que puede tener un país sin cultura, con problemas económicos, con 10 millones de analfabetos, con la mitad del país desempleada. Es muy grave que la parte espiritual, la educativa y la de salud se recorten para incrementar las armas... Hay otras formas de mejorar el presupuesto para la seguridad nacional, no necesariamente a costa de la cultura. Una mala educación provoca la criminalidad, si le quitamos presupuestos a la educación y a la cultura tendremos más criminales. ¿Por qué castigar los efectos y no prevenir las causas?”

El mismo martes en que se daba a conocer la posición de la Comisión de Cultura, se realizó una marcha de diferentes grupos culturales, alumnos y trabajadores de los institutos nacionales de Antropología e Historia (INAH), Bellas Artes (INBA) y de escuelas de arte de la UNAM que partió del Ángel de la Independencia al Palacio Legislativo.

Convocada por el poeta Eduardo Hur-tado (ver recuadro) y varias organizaciones, fue encabezada por Rascón Banda, las coreógrafas Rossana Filomarino y Magnolia Flores, los escenógrafos Félida Medina y Gabriel Pascal, la actriz Julieta Egurrola y el historiador y coreógrafo Alberto Cabañas, quienes conformaron una comisión para dialogar con los diputados.

Marchando también, en calidad de “ciudadano”, el exdiputado y ahora asesor del grupo parlamentario del PRD en el Senado Inti Muñoz hizo poner los pies en la tierra a quienes ya daban por hecho el incremento, al aclarar que era sólo una propuesta de la Comisión de Cultura y faltaba su aprobación en el pleno.

Advirtió que aun ya votado por éste, el Ejecutivo podría vetarlo, como sucedió hace un par de años, cuando los diputados destinaron mayores recursos a la cultura y Vicente Fox vetó la ley de presupuesto, yendo a parar la controversia a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.



¿Sin vela en el entierro?



La marcha llegó a San Lázaro por una ruta improvisada, resultado de la falta de acuerdo entre los manifestantes: el escritor Paco Ignacio Taibo II pedía pasar a saludar el plantón de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), instalado hace meses en la plaza Tolsá a las afueras del Senado, y otros, como la actriz Luisa Huertas, se opusieron al argumentar que no eran “elitistas”, pues estaban con el pueblo, pero la marcha de ese día era por la cultura.

No mezclar, pues. Quizá por ello a varios de los artistas e intelectuales marchistas no se les vio en las manifestaciones convocadas hace unos meses por el excandidato a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador. No asistieron esta vez Elena Poniatowska, Eugenia León o Jesusa Rodrí-guez, quienes apoyaron al tabasqueño.

Los desacuerdos en el frente de la marcha, que finalmente hizo una escala de un par de minutos entre Bolívar y Tacuba, donde Taibo II se desgañitó pidiendo la salida del gobernador Ulises Ruiz de Oaxaca, prácticamente pasaron inadvertidos por los estudiantes que entre bailes, performances, ejecuciones musicales y batucadas vivieron la parte festiva.

“Si Frida viviera, qué chinga que les pusiera”, “Arte sí, armas no”, “Calderón entiende, la cultura no se vende”, “Haz el arte, no la guerra” y “Ni un peso menos”, fueron algunas de las consignas gritadas por los jóvenes, quienes como parte de su ingenio llevaban caricaturas de Agustín Carstens, secretario de Hacienda y Crédito Público, con leyendas como “La cultura desnutrida”. Una gran manta recordaba: “1920 José Vasconcelos apoya la cultura y la educación; 2006 No al recorte a la cultura”.

Alberto Cabañas explicó que iban a la cámara no a discutir la reducción presupuestal, pues la rechazaban de entrada, sino el incremento. El coreógrafo e historiador reclamó la presencia de Sergio Vela, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), pues debió encabezar la marcha y exigir el incremento presupuestal.

–Pero él ha dicho que jurídicamente está impedido de pelear por el presupuesto.

–Lo que está haciendo es manejarlo institucionalmente, nada más. Recibe un cargo sin apoyo y aún así lo asume incondicionalmente. Él debería estar al frente de la marcha por ser el presidente del Conaculta, también María Teresa Franco, directora del INBA. Ellos no pueden estar con las manos cruzadas.

El escritor Eduardo Mosches, director de la revista Blanco Móvil, coincidió y calificó de “timorata” la actitud de Vela al escudarse en las incapacidades jurídicas del Conaculta:

“Si él retomara seriamente el papel de presidente del Conaculta, tendría una actitud más beligerante, una posición de luchar por mayores presupuestos y una política que este gobierno no puede expresar y que con el tiempo quizás él tampoco pueda expresarla.”

Y Rascón Banda no se quedó atrás. Consideró un contrasentido que fueran los creadores y estudiantes de arte quienes salieran a dar la batalla y los funcionarios estuvieran “tranquilos en sus oficinas”. El dramaturgo, presidente de la Sociedad General de Escritores de México, pidió que el incremento no se destine a gastos y sueldos de funcionarios ni gastos administrativos, sino a la producción, el fomento de las artes y la educación.

El estudiante del Colegio de Literatura Dramática de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM Iván Arizmendi, junto con sus compañeros, vestía de basura (recortes de revistas y periódicos) para simbolizar que la falta de presupuestos los obliga a utilizar estos materiales en sus obras de teatro. Él no lanzó las campanas al vuelo por el posible incremento. Por ser de la UNAM esperaría hasta conocer el presupuesto aprobado al sector educativo:

“Estamos dependiendo totalmente de lo que se le otorga a la UNAM y de ahí tiene que pasar por varios filtros hasta llegar a la Facultad y luego al Colegio, son demasiados pasos, y si de por sí no nos llega, si nos recortan, menos va a llegar.”



Más que en 2006



Los marchistas entregaron a los diputados una carta dirigida al legislador Emilio Ulloa, presidente de la Comisión de Cultura, y a Felipe Calderón, en la cual recuerdan los compromisos hechos durante su campaña en un folleto poco difundido, “Cultura para que vivamos mejor”, con la exigencia de que “cumpla su palabra escrita”.

En esa campaña ofreció, entre otros puntos: perfeccionar los mecanismos legales que tienden a la protección y al aprovechamiento racional del patrimonio cultural; consolidar una política cultural en el largo plazo que garantice el apoyo público a la cultura, a fin de facilitar el acceso de todos los mexicanos; mayores estímulos a la creación; una política fiscal que favorezca el mecenazgo, y duplicar el presupuesto destinado al desarrollo cultural (Proceso 1571).

Se entregó también otra carta a los mismos destinatarios, en la cual miembros de la comunidad cultural advierten que en “tiempos de inconformidad ante las grandes desigualdades socioeconómicas del país, reducir las posibilidades de la educación, la ciencia y la cultura es apostarle a un deterioro cada vez mayor del tejido social”, y subrayan que la inversión en estos rubros es una obligación, “no una dádiva”.

Firman, entre muchos otros, el pintor Alberto Castro Leñero, el escritor Alberto Chimal, el actor Alberto Estrella, el cine-

fotógrafo Alejando Lubezki, la escritora Cristina Pacheco, el académico Daniel Cazés, el actor Daniel Giménez Cacho, la editora Débora Holtz, el músico Eduardo Piastro, el director de teatro Jaime Chabaud y el escritor José Emilio Pacheco.

Al cierre de esta edición, el jueves 21, en la Cámara de Diputados se planeaba la discusión del presupuesto de egresos para el viernes 22 e incluso se preveía alargar la discusión hasta la madrugada del sábado 23.

El diputado José Alfonso Suárez del Real, secretario de la Comisión de Cultura, informó que el incremento “histórico” (como lo calificó el diario La Jornada) aprobado por esta comisión no se autorizaría en el pleno, pues los diputados de Acción Nacional antepusieron en la discusión el criterio de austeridad marcado por el gobierno federal. La posición del diputado perredista es que la cultura no se “regatea”, pues basta con ver cómo están los teatros del INBA o los museos para entender que falta “muchísimo” presupuesto:

“Estamos echando por la borda ese patrimonio que al momento de pedir préstamos al Banco Mundial sí cuenta, porque no prestan sólo por el petróleo, las minas o las carreteras, sino por el patrimonio cultural, pues es generador de divisas, de movimientos turísticos que garantizan el ingreso de moneda extranjera y de trabajo, eso no lo toman en cuenta, parecen olvidarlo.”

El presupuesto de casi 11 mil millones de pesos no se lograría, pero garantizó un incremento para que fuera mayor al ejercido durante 2006, cuando alcanzó los 7 mil 482 millones de pesos: Podría llegar a 8 mil millones o 9 mil millones de pesos. Y estaría destinado, aclaró, a programas específicos y al fortalecimiento de las instituciones del subsector cultura (mantenimiento de zonas arqueológicas, restauraciones, investigación, educación artística, promoción cultural), se defenderán derechos laborales de los trabajadores, pero de ninguna manera será para crear nuevos puestos en mandos altos y medios. En cambio, se regularizarán las plazas laborales del personal de la biblioteca Vasconcelos.

Esto último no lo ve como una contradicción con el hecho de que en la pasada legislatura el grupo parlamentario del PRD hubiera impugnado el proyecto de construcción de la llamada megabiblioteca:

“Comparto esa postura, pero también veo una realidad: a pesar de los señalamientos que de manera reiterada se acreditaron de manera fehaciente, la construcción está. Respeto el derecho de los usuarios a tener la atención básica por parte del Estado, para ello se requiere de esa plantilla laboral, que irresponsablemente la administración de Vicente Fox y de Sari Bermúdez no plantearon en el proyecto de presupuesto que presenta la SHCP. Estoy pensando antes que nada en los usuarios.”

El diputado dijo también que pelearán por un incremento al Archivo General de la Nación, y defenderán que éste se mantenga como custodio del legado histórico de la República, y sus acervos no sean trasladados a la megabiblioteca, como se ha planteado. ?