La Jornada
Carlos Fernández-Vega
Financiamiento, subsidios a los que más necesiten, oportunidad a talentos... todo olvidado
Algunos políticos con cargo de elección popular tardan meses en hacer obvio que no cumplirán el grueso de sus compromisos de campaña, pero a Felipe Calderón cinco días le bastaron para dejarlo en claro, porque el único objetivo era llegar a Los Pinos, así fuera por la puerta de atrás.
Cuando menos ese es el caso de la educación superior, un sector para él "prioritario" en plena campaña electoral, durante la cual se comprometió a "trabajar por lograr que se destine mayor presupuesto, que haya más calidad y mejor cobertura para ese sector". Ya en el gobierno, tal "prioridad" se esfumó.
A menos que tal referencia tuviera a las instituciones privadas como únicas destinatarias, Calderón incumplió sólo cinco días después de que, tras bambalinas, protestó como inquilino de Los Pinos, y lo evidenció en su propuesta presupuestal para 2007 entregada el 5 de diciembre a la Cámara de Diputados, por medio de la cual pretende un recorte presupuestal de 900 millones de pesos en el caso de la máxima casa de estudios del país, la UNAM (por si no lo sabe) y de 300 millones de pesos en el del IPN, una de las instituciones educativas que más ha contribuido a la nación, amén de menores asignaciones a otras universidades públicas.
Lo anterior, sin embargo, no le resultó suficiente y para el sector educativo, como bien señaló La Jornada en su edición del pasado viernes, en el proyecto de presupuesto de egresos de la Federación para 2007, el de los "compromisos" de campaña propone una disminución de 4 mil 500 millones de pesos, 1.2 por ciento menos en términos nominales y superior a 5 por ciento en términos reales con respecto al ejercicio 2006.
En vez de reconsiderar este "error aritmético", el nuevo inquilino de Los Pinos sacó el manual de discursos tecnocráticos y dijo que "no iré por el camino fácil de la irresponsabilidad en el ejercicio presupuestal", algo que aparentemente no consideraba en tiempos electorales, cuando comprometía mayor presupuesto a la educación superior.
Parece ridículo que en sólo cinco días se evaporen los compromisos de campaña, como el relativo a la educación superior. Por ello, en el inicio de la "continuidad" retomemos la gustada sección "recordar es vivir", para refrescarle la memoria al de las justificaciones tecnocráticas.
Decía: "al ser la educación superior el principal medio para acrecentar el conocimiento en los distintos campos de la ciencia, la técnica, las humanidades y las artes, el Estado habrá de garantizar el acceso a estos estudios a toda persona que, cumpliendo los requisitos establecidos, desee hacerlo... La educación superior no es obligatoria, pero sí indispensable para impulsar el crecimiento económico y el desarrollo del país. Actualmente son 2.38 millones de jóvenes los que asisten a alguna institución de educación superior, el 22 por ciento de los jóvenes en el rango de edad de los 20 a los 24 años, muy por debajo de países desarrollados como Canadá, que alcanza el 80 por ciento, e incluso de 40 por ciento de cobertura promedio en países latinoamericanos como Chile, Argentina y Cuba.
"Para lograr una mayor cobertura y mejorar la calidad de la educación superior es necesario elevar la inversión pública... En México, 67 por ciento de los jóvenes en educación superior asisten a instituciones públicas, se tiene un gasto promedio por alumno de 45 mil 600 pesos anuales, de manera que el gasto público total en educación superior representa aproximadamente el 0.88 por ciento del PIB.
"El acceso a la educación superior, más que a cualquier otra, está limitado por la condición socio-económica de las personas... Mis propuestas para este nivel educativo incluyen: el financiamiento a la educación superior garantizará que los subsidios para la educación se destinen a quienes más los necesiten y se dirijan a dar oportunidades a los talentos mexicanos, así como al fortalecimiento de los programas de investigación e infraestructura de las instituciones de educación superior, de modo que eleven la calidad de la educación que ofrecen.
"Que en todas las entidades del país las instituciones de educación superior respondan a la demanda de los jóvenes... Acciones necesarias para iniciar la ruta que nos permita llegar a una cobertura del 35 (por ciento) en el año 2012. Aumentar la inversión en infraestructura para que los institutos de educación superior cuenten con laboratorios, centros de investigación e inmuebles que les permitan a nuestros jóvenes adquirir una educación de calidad... Convertir a la educación superior en un verdadero motor para alcanzar mejores niveles de vida... Apoyos públicos y privados necesarios para la investigación formal y científica... Impulsar la innovación tecnológica...", y así por el estilo.
La campaña quedó atrás, y tras cinco días en Los Pinos supone que logrará todo lo anterior con recortes presupuestales, la penuria financiera de las instituciones educativas del Estado y los sacrosantos criterios privatizadores.
Y en este espléndido comienzo de la "continuidad", los fantasmas del ex rector Barnés y del CGH recorren los pasillos de la SEP, en los que el subsecretario de Educación, Julio Rubio Oca, considera que "el tema de las cuotas y de la participación de los estudiantes en el financiamiento de su formación universitaria es un asunto importante, que se debe poner en las agendas del debate y para la construcción del próximo programa sectorial de educación"... A su lado, un primitivo diputado panista egresado del Tec de Monterrey, sueña que a golpe de asfixia financiera algún día su alma mater ocupará el puesto de la UNAM.
Las rebanadas del pastel:
Murió el genocida Pinochet sin que la justicia rozara su sangriento paso. Sólo ella pudo con el carnicero, aunque queda pendiente la factura.
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