miércoles, febrero 25, 2009

El Despertar

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NACOS CONTRA CRIOLLOS
por José Agustín Ortiz Pinchetti, secretario de Relaciones políticas del gobierno legítimo de México
(publicado en La Jornada el 22 de febrero de 2009)

Racismo. De vez en cuando vuelvo sobre este tema. Las castas en México no han desaparecido. La criollada, pequeña minoría, controla la economía, la política y la cultura. Cada vez que frecuento el tema se despierta inquietud entre mis lectores, felicitaciones y críticas.

En un espacio tan reducido, la necesidad de ser sencillo y un tanto provocador me impide matizar. Con base en lo que me han dicho mis lectores, haré algunas precisiones: yo creo que la hegemonía criolla ha crecido en lugar de estabilizarse o disminuir. Es cierto, hace muchos años se logró el triunfo ideológico de que no existieran oficialmente barreras raciales entre los mexicanos. Pero un racismo eficaz e hipócrita permea a la sociedad mexicana. En el fondo sabemos que la desigualdad brutal que vive el país tiene un fondo racial. Hoy los monopolios privados, políticos y mediáticos que controlan la vida de México están controlados a su vez por criollos.

Los mestizos son más progresistas que los criollos. Se ven obligados a competir. Muchas de las pequeñas y medianas empresas manejadas por mestizos deben soportar una competencia feroz y desleal de los monopolios y oligopolios. No pueden sobrevivir sin ingenio y laboriosidad formidables. Los monopolios controlados por la hegemonía criolla imponen precios y condiciones y están asfixiando la posibilidad de crecimiento y desarrollo. Los mestizos son también el motor de los cambios políticos. Se encuentran en una situación de injusta inferioridad, bloqueados en sus vidas profesionales y en su prosperidad. Ellos son quienes están desarrollando mayor inconformidad y aprendiendo a organizarse. El movimiento de AMLO tiene como base fundamental las capas medias y medias bajas de la población predominantemente mestiza.

Esto no quiere decir que todos los criollos sean malos o que todos los mestizos sean buenos. Una visión maniquea debe desecharse. Los mecanismos de opresión y de explotación son utilizados por unos y otros. No son una invención criolla.

Muchos criollos están colaborando intensamente por el cambio en todos los campos. Sus aportaciones no son insignificantes. También es cierto, como señala mi corresponsal Federico Anaya Gallardo, que es muy criollo el estilo cortesano, que los mitos criollos han hecho más daño que bien. Pero hay que recordar que muchos criollos han promovido cambios radicales y han denunciado el racismo. Falta por hacer un estudio profundo de las diferencias y conexiones entre los estratos porosos de las castas mexicanas, residuos duros de las viejas castas coloniales, cuya supervivencia es negada olímpicamente por quienes la padecemos.

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