¿Cómo puedes apoyar a López Obrador, tú tan inteligente?
Guadalupe Lizárraga
Cuestionan a Diana Fasci, facebukera de conciencia, con un !¿Pero cómo puedes apoyar a Andrés Manuel López Obrador?! "Me sorprende que una mujer con tanta educación como tú, no te des cuenta de..." bla, bla, bla.
Diana Fasci responde:
Diana Fasci, en FB |
"AMLO es el único líder que cuenta con un proyecto de nación a diferencia del resto de los parásitos de la escoria ladrona que hoy nos desgobiernan. La ideología más siniestra, es la que pregonan los parásitos de la mafia del PRI y del PAN; por años se han dedicado a la acumulación de dinero a toda costa mediante la religión de la mano invisible del libre mercado que, en México, ha dado fenómenos aparentemente inexplicables como Carlos Slim, el duopolio televisivo y los 60 millones de mexicanos en la pobreza extrema. ¿Es éste el sistema dominante y la ideología que quieres que apoye? A estas alturas ya deberías tú también de haber visto las claras contradicciones que se viven en México. No sé tú, pero al menos yo estoy cansada de las formas despóticas y totalitarias como el militarismo. Para alcanzar un cambio verdadero se requieren muchos pantalones y no tener miedo a la palabra socialismo, se requiere de un cambio profundo en el ser, donde el estar informado cuenta para partir hacia una sociedad donde el dinero y la impunidad no sean la pareja que reine. Por mi parte me asumo como ciudadana que se define por y en la izquierda libertaria democrática que fomenta la libertad de expresión, la igualdad, la justicia y la pluralidad ideológica."
Esto me ha llevado a reflexionar en torno a lo que nos está pasando como mexicanos. Las marchas, los plantones, las manifestaciones en algún punto estratégico de México son convocadas por quienes han sido afectados directamente por la violencia. Un hijo fue balaceado o quemado vivo, una hija fue violada y asesinada, un primo decapitado, o un hermano carneado y arrojado a la calle con un mensaje firmado por el Chapo Guzmán. Se habla de 40 mil pésames, de casi nueve mil cadáveres sin identificar, de más de 1200 niños asesinados con violencia y de otros 25 mil niños vinculados directamente al narcotráfico que trabajan desde vigilantes hasta ejecutores.
Ciudad Juárez nos arroja más de 3 mil muertos por año. Nuevo Laredo, Tamaulipas, nos da el mayor número de decapitados. Morelos, el de secuestrados. Estado de México, el de violencia contra las mujeres. Guerrero y Chiapas contra los indígenas y activistas de derechos humanos. Y así podemos ir identificando a cada entidad, a cada ciudad, con una forma sanguinaria de violencia, depredación y autoritarismo. Javier Sicilia hoy sale a gritar la violencia porque su hijo está muerto, como el de Marahi Ortega, de Oaxaca, o el de los padres de la Guardería ABC de Sonora, o el de muchos padres que no sabemos ni sus nombres ni el de sus hijos muertos. Todos, crímenes impunes.
La violencia más primitiva está ocurriendo hoy en nuestro país. Mientras, el presidente Felipe Calderón celebra que los mexicanos sean menos pobres porque tienen los electrodomésticos básicos, aunque no los hayan adquirido con sus deficientes políticas de desarrollo social. Mientras, Televisa incrementa sus ganancias, no sólo con la publicidad gubernamental, sino con la industria comercial del narcotráfico por producciones como las telenovelas de El Shaka y La reina del sur, que nos muestran la vida sofisticada de narcotraficantes exitosos, políticos corruptos y mujeres prostituidas con glamour.
Los políticos actúan como si se tratara de otro país. Millones de mexicanos que hacen su vida de la burocracia viven como si no pasara nada, mientras ellos gozan de un sueldo "digno" y sus hijos van a la escuela privada. Los empresarios hablan de los lugares de exterminio como los mejores para invertir. Los mexicanos que se dicen de izquierda se pelean unos con otros, por tontas críticas personales o abanderan causas de distracción, o con una mirada estrecha de las "urgencias nacionales" organizan manifestaciones.
Analizar la situación de México, no es un juego o fantasía "intelectual". Es encontrarse con un régimen de pensamiento basado en la desconfianza y en la desestabilización públicas. Es ver a un pueblo volverse contra sí mismo, sin ningún espíritu de democracia, ni compromiso moral en cuanto a riesgo y posibilidad de nación. Analizar la situación de México es ver más allá de la violencia de todos los días, de la corrupción y los crímenes de los políticos con curules. ¿Por qué esperar a López Obrador como si fuera el mesías que viene a salvarnos?
Ex candidato presidencia Andrés Manuel López Obrador |
Por estas mismas razones ya expuestas, por nuestra propia incapacidad para asumirnos como posibilidad colectiva de nosotros mismos, por nuestra incapacidad de ver las consecuencias de nuestro silencio, por nuestra incapacidad para organizar quince millones de huelguistas que no vayan a trabajar, ni a la escuela ni consuman nada por dos semanas, por nuestra incapacidad de frenar el fraude electoral y meter a la cárcel a los verdaderos criminales que tienen a este país hirviendo en sangre. Es decir, por nuestra falta de espíritu colectivo de democracia. Lo que López Obrador tiene a su favor es simplemente su valentía para observar y denunciar con detenimiento lo que millones de mexicanos no quieren ver. Más aún, lo que hace a López Obrador, un líder, es su persistencia en intentar organizar a un pueblo, que muestra más indiferencia que desesperación.
Y ciertamente, apostar al 2012 y por una vía electoral que se ha caracterizado por el fraude y la discrecionalidad desde el surgimiento del Instituto Federal Electoral, es aceptar la derrota de antemano. La elite gubernamental, relacionada con narcotraficantes y empresarios depredadores, no es un presagio halagüeño. Cada sexenio, esta elite nos muestra su poder y su cinismo. Por eso, los mexicanos, mínimamente congruentes con una conciencia social y en búsqueda de ese espíritu de democracia para un país hundido como el nuestro, vemos en López Obrador una posibilidad de cambiar el rumbo. Sin embargo, para lograrlo, es necesario una acción colectiva que regrese el poder a los ciudadanos. De lo contrario, seguiremos escribiendo las mismas historias como venimos haciéndolo desde hace treinta años, sobre fraude electoral, violencia y miseria.
Tomado de El Menosprecio del Siglo