Respaldo a Carmen Aristegui
Padezco de aristeguitis aguda y lo confieso… no me enojo si me lo preguntan. Aristeguitis, en el diccionario de los medios quiere decir adicción a la verdad, a la información sin censura.
Todas las mañanas comentaba con Carmen las noticias, no importaba que ella no me oyera aunque parecía que sí, que sí escuchaba mi pensamiento, pues en las entrevistas preguntaba justo lo que yo quería saber. Pero ya se me hacía raro que la dejaran ser, como si viviéramos de verdad en una democracia. La estaban cazando, cazando… esperando el momento oportuno, y se dio cuando ella, vulgar mortal, se atrevió a cuestionar los vicios del Olimpo. Así que desde el Olimpo mismo se escuchó la amenaza divina sobre MVS, “O coopelas o cuello”.
Pero Carmen, como el ave Fénix… Ahí está la estación de radio del Gobierno del DF, que sin duda la invitará a trabajar. O Radio UNAM. O Radio Educación. Sus radioescuchas somos tantos que entre todos pagaremos donde se presente, el auditorio será su mejor patrocinador. Podemos hacerlo de la mismísima manera que pagamos el cable, en forma mensual, semestral o anual. La misma MVS tiene un sistema así, de música, las 24 horas sin anuncios.
Por último, pienso que si Calderón fuera un buen estadista, con o sin problemas de alcoholismo podría haber tomado el teléfono, hablarle directamente y en una charla muy mona, haberle aclarado cualquier duda. Habría quedado muy bien, y vuelta a la hoja. Su actitud, en cambio, ha merecido que varios medios hablen sin parar de si es o no alcohólico… y las dudas permanecen.
De lo que no queda ya la menor duda es de su adicción al autoritarismo y la venganza, y de que Aristegui, honesta, inteligente, entrañable, reaparecerá porque reaparecerá, porque ya nos estamos cansando de este Mubarak versión mexicana.
Margarita Isabel